El de la soñara, doña, excelentísima presidenta de Navarra ha sido un comienzo dulce. Enhorabuena, señora Barcina. Muchos pensábamos que esta mujer carecía por completo de sentido del humor (a parte de la gracia de la última vez, por supuesto, que dijo que a los de ciencias lo de hablar no se nos da bien, je je, que maja). A veces hace falta un empujoncito, pero la broma llega a un notable (bajo).

El Tren de Alta Velocidad. Progeso. Ganar tiempo. Mejora de la comunicación. Estrechar relaciones nacionales y con Francia, nuestro país vecino. Sin duda una buena inversión. Si se tratara de invertir tres tartas sería más fácil, eso sí, ya que no tenemos dinero ni para fármacos a los que desde hace tiempo somos adictos (de vez en cuando adictos con razón, eso sí… ¡¡no me dejen sin hormonas!!). Aunque, pensándolo bien, tienen razón. Está más que justificado el gasto. Kilómetros de campos y desvíos de ríos. Millones de euros y contaminación paisajística y medioambiental. En tiempo de crisis, está justificado quitar tierras, su medio de vida, a los campesinos y dificultar el riego de los campos para gastarse una millonada en un tren que… ¡premio! une cuidades que ya están unidas. Hay gente a la que se le va a quitar mucho más que media hora para hacerlo. El fin, ganar media hora en el trayecto. Cada profesor de Navarra podría hacer dos viajes, la hora semanal que se les ha regalado porque… Ah, sí, ESTAMOS EN CRISIS. Los profesores valencianos… ellos deberían llevar años con acceso al tren supersónico este, porque horas… sí, por lo visto horas les sobran (ya las reparten como caramelos a la puerta del centro ¡Tomen, tome, una hora más de trabajo!). Igual en todo el país. Pero no, la preocupación hoy es si que te sirvan el postre y te lo den a la boca es o no una agresión. ¡Metan a la carcel a todo el que proteste de una forma original, corran! No podemos permitir que el pueblo proteste de una forma que nos toque el… el maquillaje de la cara. Que hagan huelgas y pancartas como siempre, que así es más fácil pasar de ellos. Con queso no sé, pero esta te la han dado con nata, excelentísima.

Y.. por si a alguien le apetece condenar el atentado o guardar un minuto de silencio (o guardar el video en favoritos, yo qué sé):

http://www.youtube.com/watch?v=1ACaodT2f84

Carta de postres (helados)

octubre 28, 2011

El postre es… lo que endulza el final de la comida. El postre puede ser un punto y aparte (aiii, café, pastas… tentación), o un punto final (formales, nada de picar entre horas y llenar las venas de cafeína).

De postre, por ejemplo, algo dulce. Un punto final. Un punto final con el que algunos nacimos soñando, sin opción a elegir si tenía sentido alargar la infinita comida.

Hemos oído de todo y hemos dicho siempre lo mismo, soñando que algún día podremos decir orgullosos «¡lo conseguimos!».

Sentada en el sofá delante de lo menos malo de lo que alguien se deshace en la pantalla del televisor en ese momento. El periodista le ha hecho una pregunta complicadísima a una mujer. Deberían preguntar cosas así en exámenes universitarios. «¿Has condenado siempre la violencia armada?» se me mezclan en la expresión incomprensión y enfado cuando la mujer contesta «No entiendo esa pregunta».

Dos respuestas posibles: sí o no. Y hay gente capaz de contestar que no entiende la pregunta. «¿Usted cree que es justificable matar japoneses para probar la bomba atómica?» «Es comprensible que alguien muriera, había que probarla de alguna forma…» por supuesto, señora, no se corte, ¿eh?

¡Nooooooooooo! ¿Dónde está Dios cuando se le necesita? Hay que gastarse dinero en escuelas católicas concertadas y viajes-derroche pero cuando se trata de comportarse con un mínimo de humanidad Dios estaba en otra parte (si de vez en cuando intentáramos construir el cielo…).

Siempre el mismo dilema. Aún no entiendo el problema. Quiero poder estudiar en un idioma maravilloso y rico que pocos tenemos el placer de conocer. Quiero tener los mismos derechos que los chicos del instituto de al lado que estudian en castellano (parece broma pero nos dan menos facilidades). Quiero empaparme de una cultura apasionante en peligro de extinción. Quiero contar cuentos y ayudar a que una lengua se salve de caer al abismo. Quiero leer en dos idiomas. Quiero que mi lengua materna sea dos mitades (¿mitades? ¡ja!) de lenguas distintas. Quiero estar orgullosa de educar a mis hijos en un entorno de unión y riqueza.

Somos unos completos ignorantes. No sabemos qué es lo que de verdad vale. El que quiera paz que empiece el tiroteo. El que quiera derechos que robe vidas. El que sueñe con oportunidades que hiera sueños. El que conozca la injusticia que no respete. Ojo por ojo este mundo tuerto se quedará ciego. Conozco a gente que tiene amigos a los que quiere y respeta. Conozco conversaciones que cuentan cómo sus abuelos lucharon unos frente a otros, en bandos opuestos. Algunos han heredado historias y ganas de futuro. Otros odio y frustración. A veces deberíamos parar a reflexionar y estar dispuestos a ver al mirar.

Muchos confiamos en que será un punto y final, aunque este cuento no haya acabado. Y, mientras, seguimos soñando con que nos miren con respeto, nos ayuden a divulgar y aprender una cultura, una legua que el único arma que conoce son palabras.

Me sorprende y me entristece que haya tan distintos puntos de vista de este tema, las mentiras que se cuentan. Aquella chica que, inocente, preguntaba a ver si en el colegio nos enseñan a manipular explosivos o qué hacemos al ver un terrorista en la calle. Siempre tiene que haber un malo en la película. Nos gustan los papeles claros: héroe y villano. Y punto. Pero no nos paramos a pensar qué hay detrás del comportamiento de cada personaje. Tal vez… el héroe necesita un villano para serlo. Si en la ciudad de Superman no existieran los peligros y las desgracias, el chico tendría poco que hacer. Sin esta lucha armada, ¿cuanto dinero, cuántos votos, hubiera perdido alguien? ¿Qué ha hecho ese alguien para ganar votos? ¿Para combatir el terrorismo? Pero eso no se cuenta, porque los narradores son los que al final del día cuentan papeles con una cruz en su casilla. La falta de vergüenza debería ser delito.

«Les hemos quitado las armas, les quitaremos los votos.» Eso es, hablando clarito. Antes no se podían presentar al gobierno porque no condenaban la violencia. Ahora no les vamos a votar porque… Lo siento, me he perdido. ¿Por qué?

Cuánto ganaríamos luchando codo con codo en vez de frente a frente.

El primer paso está dado. Empezamos a caminar. A ver si conseguimos que sea hacia delante. Disfrutemos de este postre dulce (aunque mañana volvamos a empezar por el primer plato).

Sinfonía Adiós

octubre 17, 2011

El salón del palacio Esterházy lleno de músicos. Haydn sonríe, estreno de su última sinfonía.

http://www.youtube.com/watch?v=2KrmC4US1i0

Sinfonía Adiós, Nº 45 de Haydn. Imagino una sala de pesadas cortinas de terciopelo rojo, marcos dorados en las puertas, frescos, tapices y cuadros cubriendo las paredes, y un príncipe deseoso de escuchar el concierto del día.

Una orquesta a la luz de las velas. Cada atril iluminado por una pequeña llama. Y música…

Mientras interpretan, las velas se van apagando, la intensidad de la música también, al mismo tiempo que la luz. Innovación provocadora e, incluso, osada. Los músicos van dejando la sala…

Sinfonía del adiós, imagino cómo se apagan las velas una a una. Velas que se apagan, música que enmudece. Podrían ser… sueños que se escapan resbalando entre los dedos, ilusión apagada. Podrían ser… las velas de la abuela ante la foto de algún santo, que silencian sus ruegos al ir cumpliendose, poco a poco, los milagros.

Una vela cada vez, una luz por cada sueño. Y hoy me toca encender una. A cualquier santo que me recuerde que lo imposible también se puede conseguir. Una luz que mantenga encendida la constancia y el trabajo. Una luz, un sueño.

Doce. Doce lucecitas que se unen en una grande. Demasiado grande. Amenazante. Lejana. Difícil.

Precisamente yo, aquella chica sentada en última fila a la que la profesora decía: «Sí, tú, no te rías» después de afirmar que en 2º de bachillerato hay que dedicar a los deberes tres horas diarias. No pude evitarlo. 3 horas de deberes, 3 tocando el chelo, 3 en el conservatorio, 7 en el instituto, algo de deporte (¿1h?), ir de un sitio a otro (2h), una ducha (0.5h), comida, cena, desayuno (1,5h)… No lo pude evitar. Me dio la risa. He oído que los escritores (¿el que escribe es escritor?) somos vampiros, pero algo tendré que dormir.

Sí, aquella chica que reía. Una docena de velas. ¿Pocas luces? 12,2. ¿Qué nota es esa? ¿Cuántas velas hay que encender? ¡Lo imposible también se puede conseguir! ¡A por todas!


PD: Si a alguien le apetece dar alguna explicación sore el doble grado física-matemáticas, ¡Adelante!

Adi!

octubre 15, 2011

Hori esaten zuen irakasleak Leirek leihotik kanpora bertsolerroak bilatzen zituenean. Leire, adi! Leire leihotik kanpora bertsolerroak bilatzen dituen neskatila da. Leirek badaki tarteka leiho kanpora salto egin eta bertsolerroen bila abiatu behar dela.

Irakasle izan nuenean sekula ez nuen kalabazarik jaso. Inoiz ez. Baina gero… gero kalabazak oparitzeari beldurra galdu dio, nonbait. Kalabazak, bai. Kalabazak bidali dizkit, e-postaz. Adi!! Esan zuen berriz. Leihotik kanpora salto egin nahi genuen elkarrekin. Eta… eta azkenean kalabazak, to!

Irati neska handia da. Ia-ia bi urte ditu. Eta ikasi du mendian bakarrik ibiltzen. Irati neska handia da. Urte eta 8 hilabete baino ez ditu eta marrazki bat utzi du Adiren tontorreko postontzian.

Goizeko bederatziak baino lehen sartu dira eguzki izpiak ohe barrura. Atera egin naute jostari. Zuritu, zatitu, irabiatu, olioa, sua, gatza, buelta eta voila! patata tortilla. Bai, mendirako bizkarzorroak patata tortilla otartekoa behar izaten du. Behera, behera, behera (ez dakit zenbat behera egiten duen zortzigarren solairutik kalera igogailuak. Igogailuak? tira…). Kalea. Kotxe barrura jauzi. Kaixo, familia! Egun on, Leire!

Bihurgune bat. Bi bihurgune. Zuhaitz bat. Bi zuhaitz. Txirrindulari bat. Eta bi. Hiru. Lau. Heldu gara! Adi. Adiren oina. Orain gora, gora, gora (igogailuak baino gehiago). Kantak. Irati ia-ia bi urteko haurra da. Eta api, umea eramateko motxila galduta besoak behar izaten direlako. Bidean jolas. Solas. Eguzkitan, mendi artean.

Orbela. Hor behean. Edo hor beltza. Edo orri beltza. Mendiaren neguko estalki. Mendizalearen oinpe jostari. Orbel artean ezkutaketetan jolastu nahiko nuke, galdu. Orbel artean aurkitu nahiko nuke, adibidez, jolasteko aitzakia. Orbela. Hurrengo pausoaren ohe, bidea ezkutatu eta agerian uzten duen… uzten duen… gorpu bizia.

Zuhaitzean etxola. Umeak. Gazteak. Eta zaharragoak. Baina denak umeak, azken finean. Zakurrak gora, gora, gora. Umeek ere bai, irribarretsu. Irribarre nekatuak. Zaharragoak serio. Serio gora. Zuhaitzen batean ahaztuta utzi dute gailurrerako bidean irribarreak direla helmuga.

Maldan gora eta maldak gora. %100eko malda edo (ez dakit matematika klase hartan ez ote nintzen leihotik begira egongo, baina). Harriak. Bi pauso gora eta irristatu, paso erdi behera. Lur jota. Horrela ez dago aurrera egiterik. Buf… mendi gehiegi Leirerentzat. Edo beharbada ez. Azken txanpa! Gora, gora, gora.

Gailurrean argazkia. Patata tortilla. Eta ura. Inguruan mendiak. Lainoa. Haurrak. Algarak. Solasa. Patxada. Bizitza.

Ez dakit postretan zer hartu. Ez naiz errezetaz oroitzen. Inprobisazio kilo erdia gogoan dudan errezetari. Eta… pare bat bertsolerro, leihoaren alde honetan. Edo egin dezakedana, errezeta erdia eta inprobisazio pixka batekin. Eta postrea zer moduzkoa atera den, ba… jakin nahi duenak bila dezala, Iratiren marrazkiarekin batera, Adiren gailurreko postontzian. Eta… on egin!

Gero behera, behera, behera. Lainoak jango gaituen beldurrez. Mendi gailurrak azukre kotoi artean. Jauzi egin nahiko nuke, hodei batetik bestera. Adi, bidea! Bestela poema eta hortzak utziko dituzu Adiren tontor inguruan. Txiste bat. Irribarre erdia. Bi hitz. Argazkiak laino artean. Eta poza. Tontorrean aurkitu eta poltsikoratutako poza. Animo!

Zuhaitz bat. Bi zuhaitz. Zakur bat. Bi zakur. Ume bat. Bi ume. Kotxe bat. Bi kotxe. Eta hiru. Lau. Hemen gara berriz ere. Salto barrura!

Bidean harrapatu egin gaituzte, morkotxen barruan. Surik gabe erretako gaztainen usainak. Edo erreko ditugunean izango dutenak. Eta gelditu egin gara. Gaztainak hartzera. Sekula ez dut gaztainik hartu. Hartzeko asmoz eskua luzatu dudanean jakin dut ez zela ideia ona, aiii! Oinekin. Oinekin egin behar omen zen. Orain bai! Aupa!

Gaztainak erre artian… etxera. A, ez; gaztainak gero erreko ditugula. Hurrengora arte!

Pause

octubre 11, 2011

De vez en cuando te regalas un día. Lo habías decidido hace tiempo, ése sería tuyo. Pause. Como si el reloj del universo hubiera dejado de moverse. Y mañana seguimos donde lo dejamos.

Un día en el que pararse. Mirar. Respirar. Olvidarlo todo. Y volver a mirar. Empezamos de nuevo. Hoy… es nuestro.

Tranquilidad. No existe el tiempo. No vamos a ningún sitio. Simplemente, estar aquí. Ser conscientes de dónde. El agua. Los árboles. Los montes. Puede que pesquemos un respiro en esta vida en la que cada minuto tiene su propia tarea.

Un día en el que dejar todo atrás y mirar hacia adelante. Sin metas que exijan correr. Siendo consciente de que la mejor meta es siempre el camino.

Sin destino fijo, a donde quiera la corriente, el momento. Nos hemos propuesto aprender a disfrutar de lo que nos rodea.

Tranquilidad. El lago es mío. Los niños juegan en las orillas. Paz. Ni un susurro. Seguridad. Aquel monte me cuida. Sonrisas. Con ellas siempre sonrisas. ¡Vamos, te llevo!

aprendiendo a ser feliz

Ahazten ez direnak

octubre 7, 2011

Badira ezkontzen diren ikasle-irakasleak. Elkarren ondoan bilakatzen dira guraso, elkarrekin. Eta bizitzaren ikasgaian murgiltzen dira aita-ama, elkarri eskua emanda behin ikasle-irakasle izan zirenak. Badira elkarren izenak ahazten dituzten ikasle-irakasleak ere. Etxeko txoko ahazturen batean galdutako oroitzapen bilakatzen diren pertsonak. Zenbaki bat koaderno zaharkitu batean. Beste batzuk ez dira ahazten. Izen bat gordetzen da, oroitzapen erdia. Berriz ikusiko ez duzun aurpegia. Eta argazkia egiteko eskatuko balizute, argazkia egiteko eskatuko balizute zailegia litzateke, zailegia litzateke denborak lausotutako irudia paper batean gordetzea.

Senar-emazteez, iragan galduaz eta argazki lausoez urrun, badira oso desberdinak diren beste batzuk. Ahazten ez diren irakasleak. Ikasle izateari aspaldi utzi zioten argazkiak. Egun batean, egun batean mendi baten aurrean hizketan aritu zinetelako. Eta udako oporrekin amets egin zenuten. Ardi kakei buruzko txisteak bota zenituzten. Eta barre egin zenuten elkarrekin. Egun batean gutun bat jaso zenuelako, interneteko postontzian. Irribarre eginarazi zizun gutunak. Hiriko kale bati izen bat, aurpegi bat josi zeniolako arratsalde batean. Eta, konturatu gabe, handik aurrera beti ekarri izan dizu gogora aurpegia, handik pasatu zarenean. Amonaz hitz egiten ikasi zenuelako, ipuinak kontatzen, eta institutuko gimnasioan dantzan ibiltzen denak etxeratu direnean.

Hala ere, harritu egin zintuen. Ordurako ohituta zinen hitzekin. Harritzea ere ez zen arraroa. Masailak gorritzen zizkizun noizbehinka, ez zenuelako espero. Ez zenuelako espero opari hori, bisita hura, pareta batean gordetzea behin esan zeniona. Baina haiek… ez, haiek ez ziren besteak bezalakoak. Isilarazi zintuzten. Eta irribarre egin zenuen, oihu, negar. Oraindik isilik, bere ondoan.

Ametsen norantzak infinitu berera begiratzea zer den dastatu zenuen. Eta ispiluak zure ilusioa bueltatu zizun irudi batean. Nahiz eta ispilua kristala baino ez zen. Zure hitzak entzun zenituen, mingainean korapilatutako sentimenduak azaltzen. Zure hitzak entzun zenituen ondoko mikrofonoari hizketan. Eta edozer egiteko gai zinela sinetsi zenuen segundo batez. Iraganari begira zeundela uste zenuen, harresiaren gainean. Orduan konturatu zinen antzinako harriek ez diotela iraganari eusten, bestela ez lirateke hainbeste denbora zutik egongo. Orduan jakin zenuen antzinako harresitik etorkizunari begiratzen zaiola, iraganaz hizketan uste duzunean. Eta irribarre egin zenuen. Orain badakizu antzinako harresi sendoaren gainean haizeak lapurtutako irribarrea etorkizunekoa dela. Eta batzuk, batzuk ez direla ahazten. Etorkizunari begiratzen ikasi zenutelako elkarrekin.

Spam

octubre 7, 2011

Spam nunca es spam. Suele ser SPAAM. Y yo me pregunto a ver por qué nos empeñamos en pintar tanta cosa de rojo. En poner demasiado signo de admiración a palabras y frases sin ninguna. En salir corriendo ante las letras de sangre roja (por lo visto no son suficiente, exigimos sangre azul sin ser conscientes de la diferencia).

Spam. Misteriosos.Inesperados. Diferentes. Spam. Curiosidad. Impaciencia. Clik.

Siempre me han gustado. Porque se esconden. Juegan. A ser peligrosos. A ver quién es más listo. ¡A ver si me pillas!

Inesperados. Eso se le pide a cualquier mensaje. Sorpresa. Spam! Una explosión. ¿De qué? ¡Vamos a verlo!

Nunca te imaginas que será el mejor comentario del mes. El que te provoque la sonrisa más grande. Una explosión de palabras en el estómago. Spam! Se había escondido. Para salir de repente. Una fiesta sorpresa. Un amigo que salta de detrás del sofá. Una prima que sale del escobero de repente. Lluvia de confeti en la cocina vacía.

Siempre me han gustado los raros, lo diferente. Tienen algo… algo especial (raro). Y nunca imaginas lo que un letrero rojo con signos de admiración puede esconder.

Podría ser… esa dirección de mail que perdiste hace tiempo. El admirador secreto de tus versos. Una broma. Un juego. Un desconocido. Podría ser un «hace tiempo que no hablamos». Un acertijo. Un poema con remitente.

Y… ¿si un día te llega un poema spam!? Puede que… puede que otro día, unas semanas más tarde, escribas el prólogo de un libro. Explosión de palabras.

Por qué no. Podría ser el argumento de un cuento. El sueño de una noche. Media conversación con una amiga. La historia del próximo libro. O del último. Spam poemak, de Castillo Suarez. Poemas… especiales, juguetones, inesperados, diferentes. spam! Poemas… sorprendentes, peligrosos. SPAAM! Clik!